Clarines y timbales en su estrecho balconcillo del tendido 4
(apunte del natural del autor).

dulto al toro Idílico lidiado por José Tomás en Barcelona y por otro la encerrona con seis toros de Miguel Ángel Perera. Sin restar impotancia a otras noticias, lo cierto es que los medios aprovechan tímidamente estas reseñas para sacar del suburbio antitaurino en el que se encuentra a nuestra Fiesta. Hasta el torero de Galapagar, nada amigo de declaraciones, habló ante las cámaras para compartir su éxito con el del toro indultado. Y es que por indulto no se entiende suerte alguna o barrabasada todavía más sangrienta en la que la condena al animal vaya más allá de lo que los no taurinos pueden admitir, que es nada. Como decía Victorino Martín hijo, presenciar el indulto de un toro es algo único que sobrecoge pues se trata de un animal que ha demostrado en el ruedo trapio, nobleza, casta y bravura y que finalmente regresa al campo a vivir como ninguno de nosotros. Sanarán sus heridas epiteliales, comerá, cubrirá muchas vacas y tendrá un lugar de honor en la historia de la ganadería.