¿Tanta prisa tenías por llevártelo…? No hubo más plazo.
Hoy hace 25 años que la vida de uno de los diestros más puros se apagó por una certera cornada. Su espíritu escapó con desmayo por sus brazos y piernas sujetas por aquellos que volaban, en inútil carrera, a la enfermería de la plaza de Colmenar. Antes, el torero había hecho no solo lo mejor de la tarde, sino de su tauromaquia. Confiado y seguro como de costumbre, jugó con ambas manos en series ceñidas y largas de naturales y pases de pecho, muy ajustado al astado. Tan solo la pérdida de gas del toro de Marcos Núñez hizo que el diestro tomase la espada de matar por última vez. De nada sirvió que hundiera el estoque hasta la empuñadura. Burlero, herido de muerte y verdugo, fue fulminante y certero. Gestos y clamores en los tendidos que enmudecían en los oídos del diestro que ya solo atendía a la última llamada, esa que con acierto describió Bergamín…
Me dormí, y en mi sueño
Una voz larga y triste,
apenas susurrante,
como un sollozo roto
en los dedos del aire.
Una voz melodiosa
que no oyó nunca nadie;
que cuando más se acerca,
A estas líneas en recuerdo del más ilusionante de los toreros de ese momento, se unen la letra y la épica de Fernando Ramos, poeta y amigo. Palabras cargadas de emoción y duelo que relatan soberbiamente aquel tormentoso final:
Está llegando la hora,
la plaza expectante espera,
el público se enamora,
del torero y de su entrega.
Es el sexto de la tarde,
y el maestro con su arte,
lidia al toro con alarde,
con valentía y coraje.
Llega la suerte final,
la estocada ha sido buena,
el astado se envenena,
dando muerte a quien la entrega.
Sangre, arena, sombra y luz.
Diestro de gran elegancia.
"Burlero" lleva tu cruz.
Maliciosa circunstancia.
Matador privilegiado,
de valor y vocación,
por nosotros aclamado,
con pasión y admiración.
Desde aquí te recordamos,
con calor y corazón.