lunes, 16 de junio de 2008

José Tomás, ¡claro que si!


Parto de la osada idea de no haber visto al diestro de Galapagar en vivo nunca, pero si al menos de empaparme de las crónicas y reportajes de sus dos últimas actuaciones en Madrid. Si en la primera del día 5 parece que puso de acuerdo a todos no solo por su valor y aguante ante toros de embestida violenta y crecidos en el último tercio sino por ejecutar el toreo fundamental, en la de ayer día 15 provocó una profunda división de opiniones. Por un lado, aquellos que con pasión explotaban en olés antes de que el toro entrara al trapo y por otro los que no han dudado en calificar su toreo como de tremendista con arte, suicida y falto de técnica en la suerte suprema.

Si a la Historia del Toreo recurrimos no con el deseo de regresar a otras épocas ni para evocar el pasado o reemplazar un futuro incierto por la añoranza de ayer, algo parecido ocurrió con otros toreros. A Belmonte, único e innovador, le pronosticaron la muerte en el ruedo muchas veces y al final no fue así mientras que las maneras de Sánchez Mejías eran una provocación por su insultante desprecio por el toro. A veces intento con la imaginación ocupar un tendido en una corrida de Gallito o Manolete sin mucho éxito pues faltan las circunstancias que rodearon ese momento en la cumbre.

No disfruto demasiado de la estética manoletista del toreo de José Tomás, pero su técnica y valentía son incontestables. Por eso vivo intensamente su tauromaquia pues sé que nunca aparecerá otro con sus condiciones y no quiero que me lo cuenten. Será mil veces mejor que sea yo el que interprete el mensaje de su arte, de su esquiva personalidad y de su granítica resistencia ante la adversidad porque, simplemente, es ejemplar. No creo ser espectador oportunista de tardes como esas es más, trato de evitarlas. Es más fácil encontrarme un domingo cualquiera en Las Ventas entre los 3000 asistentes de turno. Sin necesidad de justificarme como aficionado, quiero ver a Tomás tal y como es ¡claro que si!. Por eso, ponte bueno pronto y... ¡suerte, maestro!.

José Tomás por gaoneras (aguatinta sobre cartón de embalar, obra del autor)

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