Irrefrenables e incomprensibles
son los impulsos que llevan a crear una obra como esta. El motivo de inspiración
lo he encontrado en el mausoleo de Manolete en el cementerio de Nuestra Señora de La Salud de Córdoba. Allí yace el monstruo oculto a plomo por la obra del escultor Amadeo Ruiz Olmos.
Una tarde, la arrolladora e impenetrable necesidad
de crear se tornó para mí en un nombre: angustia. Angustias, madre del torero,
vino a visitarme en forma de musa que tan sólo me pidió una cosa: no desvelar
nunca, jamás y por lo más sagrao, el nombre de quién descansa a sus pies...
"Todavía vivo", lápiz sobre papel (30 x 40) de Luis López
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