domingo, 11 de octubre de 2009

Pintores taurinos: Paco Gabaldón.

Comentan con frecuencia los que se visten de luces en un tono tan claro como misterioso aquello de que “la mejor faena es la que queda por hacer”. Este es también el lema de Paco Gabaldón, pintor de estudiado estilo autodidacta, cuya obra tiene tanta técnica como observación; tantos apuntes vagabundeando sobre hojas de notas como precisas pinceladas sobre el lienzo.



El pasado mes de julio expuso en Valencia sus últimas obras en las que en cierto modo gusta de ser ese ojo que todo lo ve: el saludo antes del paseíllo sintiéndose el tercer espada; la violenta pelea en el corral tras el desencajonamiento o ese rincón íntimo del alma torera que es la silla preparada con el terno de torear. Pintar, si, pero con una cierta dosis de autocrítica tan necesaria en un mundo como este del arte en el que hoy día todo vale. Paco busca, ante todo, originalidad, consciente de que lo corriente tiene las horas contadas pero sin perder un estilo propio. Me comentaba este manchego que le encanta sorprenderse con las ocultas excelencias de otros pintores. Ese “¿cómo no se me ha ocurrido a mi?” que todos alguna vez hemos tenido en mente, pensamiento del todo preferible a hacer de cada foto un facsímile en el lienzo.


Grande en deseos este artista. Tan enorme como esos molinos que salpican el paisaje donde nace su obra… esos gigantes que no asustan, que danzan al son de quien los mueva con sus grandiosas aspas llenas de leyendas.











No hay comentarios: