martes, 25 de septiembre de 2012

Litografías de Saavedra.



  Hace ya algunos años que D. Fermín Sánchez, profesional de las bellas artes y gran aficionado, conoció al pintor toledano Santos Saavedra (1903 - 1997). Fue entonces cuando decidió editar 225 ejemplares de una carpeta con 8 litografías, todos ellos firmados y numerados por el propio artista. Hoy, desde la página web de Cidarte pone a nuestro alcance esta y otras carpetas de pintores y grabadores taurinos que espera sean del agrado del buen aficionado. 

Como muestra os dejo algunas de las imágenes del gran cartelista e ilustrador.




lunes, 17 de septiembre de 2012

Belmonte ¿asesino en serie?



Con algo más de 50 víctimas en su haber entre 1913 y 1931... Dejaba un periodo de enfriamiento entre crímenes, ¡todos cometidos de forma similar!... Su máscara de cordura era un porte normal, casi vulgar...Y sus víctimas tenían algo en común: ¡eran toreros!

El periodista y escritor taurino Paco Aguado (Madrid, 1964) publicó hace unos meses en el número 16 de “Cuadernos de Tauromaquia” un sugestivo ensayo con un título no menos atrayente: “Los toreros que mató Belmonte”. En él describe de manera profusamente documentada las consecuencias que tuvo en la Fiesta de la Edad de Oro y parte de la de Plata la corrida moderna impuesta por el diestro de Triana. Su toreo por primera vez basado en los brazos, canalizaba la agresividad del toro haciéndole trazar una trayectoria curva entorno a su figura. Y eso costaría la vida a muchos “imitadores”, pues en casi 20 años se presentaron a las puertas del edén celestial más toreros que en todo el siglo XIX.

Carpio (1916), Ballesteros (1917), Malla (1920), Varelito  y Granero (1922), Litri (1926), Gitanillo de Triana y Carmelo Pérez (1931)...  Interminable es la lista de los que perdieron la vida en la arena arrastrados por la ambición de llegar rápido a la cima haciendo del parón belmontista un acto de estoico dramatismo. Sin embargo, Aguado no pierde referente histórico destacando en su articulo en todo momento la corta, árida y seca  embestida del toro post-decimonónico y el estado de una medicina con escasos medios y precarias atenciones. Finalmente, el muchas veces sepultado en vida haría mala la frase que de él dijo Guerrita: “¿Belmonte?, el que quiera verlo que se de prisa”.

¿Enterrado o... enterrador?

"Máscara de Juan Belmonte"
óleo sobre cartón (24 x 34) de Luis López. 


martes, 11 de septiembre de 2012

Pintores taurinos: Jesús Helguera.



Del artista que ocupa este "post" (Jesús Helguera, 1910-1971), puede decirse que no fue un pintor exclusivamente taurino. Ahora bien, este mexicano fue muy conocido en su país por el gran atractivo que ejerció su obra en el gusto popular. Los críticos, en cambio, tildaron su trabajo de sentimental y comercial.

Hijo de español y mexicana, su infancia y juventud las pasó en Ciudad Real donde cursó estudios elementales y en Madrid, donde ingresó en la Escuela de Artes y Oficios y más tarde en la Academia de San Fernando.  Trabajó como ilustrador hasta que consiguió una plaza de maestro en Bilbao regresando  a México en 1938. 

Casi desde entonces y hasta su muerte Helguera trabajó como artista exclusivo de Cigarrera La Moderna, empresa que realizaba los famosos calendarios anuales popularísimos en el México de los cuarenta y los cincuenta. Metódicamente cada año recibía un guión de la empresa en el que se le especificaba el tema, el lugar, los personajes y los elementos componentes del cuadro. Una vez que se discutía y se aprobaba, Helguera lo interpretaba y le imponía su propio sello.  Viajaba a los lugares indicados por el guión con su equipo de trabajo, se realizaban las fotografías necesarias (arquitectura, flora y fauna propias del sitio) y una vez en su taller trazaba a lápiz los bocetos que darían lugar al original. De hecho no hubo ferretería, fonda, consultorio médico, taller, cantina, hogar o despacho que no tuviese alguna pared ornamentada con uno de estos calendarios. 

Helguera fue en definitiva un artista poseedor de una gran cultura visual que plasmó en cada uno de sus lienzos. Modesto siempre en su manera de ser, jamás se sintió artista ni pretendió exhibir sus originales. De ahí que fuera un pintor de cabecera del pueblo que vivió siempre un doble reconocimiento: la admiración de la mayoría y la referencia irónica de la minoría.

Llanto a la muerte de Espartero según Helguera.


Un lienzo con lectura.


“La muerte de Manolete” (óleo sobre lino, 1958) es un homenaje poco común al Califa cordobés muerto por cornada en 1947. Un cuadro verdaderamente simbólico en el que se muestra al torero yaciente, cubierto por un capote, bajo la imponente presencia de un astado victorioso con la plaza al fondo. La muerte se encuentra representada en los cipreses y las nubes con forma cortante, como navajas, y se adivina el alma del diestro en ese lucero en el cielo. Junto a la cabecera del ataúd reposan dos sombreros, uno cordobés y el otro mexicano.

(Mi sincero agradecimiento al pintor mexicano Juan Antonio Ruiz por su ayuda para la elaboración de esta entrada)

 

sábado, 8 de septiembre de 2012

El apunte del autor.




"Ahuyentando el derribo"
óleo sobre cartón (20 x 30) de Luis López