"Nunca olvidaré que al meterlo en la sepultura faltaba la luz, pues llegamos al cementerio de noche. Bajo la débil luz de un candil le dimos sepultura. Fue algo tremendo que jamás olvidaré"
(Antonio Bienvenida. Córdoba, 30 de agosto de 1947)
Mientras te escribo,
tienes losa sobre la frente,
baja en la nieve
tu mortaja inmensamente
y la tremenda albura cayó sobre tu faz.
“Soy triste como los solitarios,
pero he vestido de sosiego mi temblor...”
¡Y ahora tú callas, y tienes polvo, y no eres más!
No te vi nunca. No te veré.
¿Quién te juntó las manos?
¿Quién dio, rota la voz,
la oración de los muertos al borde de tu lecho?
Aún me quedan jornadas bajo los soles.
¿Cuándo verte, dónde encontrarte y darte mi aflicción?...
Tomado de "In memoriam" (Gabriela Mistral)
"Manolete" visto por Luis López |
Se aventó tu puñado de
ceniza
bajo el sol doloroso de
un verano...
La cruz de la espada, aún
en tu mano,
es un cirio de acero que
agoniza...
Notaste que la carne se rompía
entre la mies de oro y
seda...
Supiste que era tu última
moneda,
y compraste el derecho a
ser poesía.
“La estocada de Linares” (Rafael Herrero Mingorance)
2 comentarios:
Luis:
Si ya tu obra es inconfundible, con mucha personalidad, tus Manoletes, tu Manolete, rebosa el tarro. Tiene un algo de misterio que identifica el trabajo no con el retrato, que es perfecto, sino con la idea que se tiene de él, algo bastante más complicado.
Un abrazo
Enrique,
muchísimas gracias.
"Manolete" forma parte del inventario de toreros que metieron ese dulce veneno que es la Fiesta en vena. De niño me preguntaba ¿cómo un torero "que asusta" podía morir? Así, asustaba aun más...
Luego llegó el conocimiento y el sentido común, descubriendo que lo que asustaba, lo que realmente quitaba la respiración era su toreo. Y con eso me he quedado.
Un modesto homenaje lleno de sentimiento.
Un abrazo,
Luis
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