lunes, 25 de junio de 2012

Llamarse Ortega y torear con los pinceles.


Tras su paso por Cartagena y haciendo “doblete” con otra muestra en León, el joven pintor Francisco José Ortega (1983) recala en la capital madrileña con “Tauromaquias”. En un mano a mano, pared frente a pared con otro reconocido pintor taurino como es César Palacios, Ortega trae una colección de óleos sobre papel entretejido de formato mediano. Algo que tanto al aficionado como al amante de la pintura en general nada importará teniendo en cuenta la calidad en la forma y en el color de sus trabajos. Y es que el pintor albaceteño tiene muy clara la metodología de trabajo a fin de materializar  “las ideas que a uno le rondan y que en la cabeza, en ocasiones, aparecen espontáneas brillantes y claras y en otras  hay que ir a buscarlas allá donde se esconden…”Es pintor de emplear poco los bocetos iniciales y prefiere centrar el esfuerzo en la obra que ya tiene cabida en su mente. Pese a lo sistemático de su quehacer diario, considera “más divertido dejarse llevar cuando estas pintando… andar un camino que no sabes bien donde te lleva, experimentar, jugar con las manchas y chorretones, dejar zonas inacabadas…” Algo que se plasma claramente en sus chaquetillas, sus toros de comportamiento inesperado y en sus maestros meditabundos entre el túnel de cuadrillas y la arena. Y termina con una interesante reflexión ya que “durante todo este viaje algunas obras acaban siendo, aun sin pretenderlo, los bocetos de otras”.

Afortunadamente la pintura puede sentirse orgullosa de este joven valor de trabajos no exclusivamente taurinos. Esperemos que ni la crisis ni el azote a nuestra Fiesta desanimen a este artista para el que comenzar una obra pasa por ser un ejercicio ajeno al rigor y encorsetamiento. Es un pasatiempo. Un capricho para los sentidos.

 

Francisco J. Ortega + César Palacios
Galería Montesqui
c/ Alonso Cano, 42 – Madrid

Hasta el 30 de junio
 

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