Y poco más, pues la tarde del domingo en Las Ventas fue eso, una novillada para el recuerdo en la que las esperanzas de los toreros se toparon con la poca fuerza y transmisión de los novillos. Tan solo el mexicano
Arturo Saldívar destacó por sus ganas no exentas de cierta estética, lo que le hace un torero a seguir en la próxima y reciente temporada americana.
Miguelín también se mostró voluntarioso, pero en cualquier caso el manejo de la espada hizo demasiado largos algunos de los trasteos. De la tarde desde mi localidad en el tendido alto del 4 me quedo con los clarines y timbales que nunca había tenido tan cerca. Quizás fueros los toques a la salida de los toros, los cambios de tercio y los avisos los que me hicieron llevar el festejo de manera diferente. Y al final, las notas del pasodoble "Gato Montés" sonaban mientras los aficionados se despedían hasta el año que viene en un entrañable ritual que temporada a temporada vacía los tendidos. Tras ellos, el cerrojazo... no, si en el fondo y pese a todo ya hay ganas de volver.
Clarines y timbales en su estrecho balconcillo del tendido 4
(apunte del natural del autor).
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