Andaba estos días pensando si merecía la pena mencionar el resultado del último concurso de cartel taurino en Las Ventas. Y creo que finalmente si merece una opinión pues no deja indiferente el resultado.
Es curioso que de algo más de 100 obras presentadas, las tres elegidas por el jurado representen la Fiesta como un evento a la altura de cualquier otro espectáculo. Y es que, simplemente, se trata de un fenómeno único con unas connotaciones sociales, éticas y culturales como ninguno en el mundo. Envolver de la más fría de las formas la pasión que se vive en el ruedo no es más que desvirtuar lo que sucede en él y es llevar el cartel taurino a la altura de póster de película de una odisea espacial cualquiera. Terminar la faena de aliño a golpe de “click” de ratón y ser elegido en esta ocasión, es encumbrarse sobre un gran número de artistas entre los que se encontraban importantes nombres del pincel. Una vez perdidas unas señas de identidad que podrían hacerlo diferente, participar en un concurso como este no vale la pena.
Cuando era niño acostumbraba a viajar pegado a la ventanilla del coche adivinando lances y toreros de otro tiempo en los carteles que adornaban la geografía española. Sin haber ocupado un tendido, la pintura taurina con sus instantáneas de gran belleza me hablaba de proporciones, luces, colores, trazos y sombras. Tanto que sentía la fuerza, la pasión e incluso el miedo a oleadas cada vez que miraba aquellas obras que iban perdiéndose colgadas a jirones de los muros y amarilleando con el tiempo…
Por cierto hablando de tiempo, ahora que lo pienso al cierre de este “post” voy a ver si en cinco minutos escaneo un trincherazo para luego seleccionarlo con un lazo magnético y así pasarlo por un filtro de bosquejo con bajorrelieve más un fondo degradado preestablecido en cobre… más que nada amigos por tener algo para un concurso de pintura taurina.
Cuando era niño acostumbraba a viajar pegado a la ventanilla del coche adivinando lances y toreros de otro tiempo en los carteles que adornaban la geografía española. Sin haber ocupado un tendido, la pintura taurina con sus instantáneas de gran belleza me hablaba de proporciones, luces, colores, trazos y sombras. Tanto que sentía la fuerza, la pasión e incluso el miedo a oleadas cada vez que miraba aquellas obras que iban perdiéndose colgadas a jirones de los muros y amarilleando con el tiempo…
Por cierto hablando de tiempo, ahora que lo pienso al cierre de este “post” voy a ver si en cinco minutos escaneo un trincherazo para luego seleccionarlo con un lazo magnético y así pasarlo por un filtro de bosquejo con bajorrelieve más un fondo degradado preestablecido en cobre… más que nada amigos por tener algo para un concurso de pintura taurina.
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Ganadores del concurso de cartel de Las Ventas 2011 (imágenes de la web de Las Ventas).
2 comentarios:
Luis:
Ya sabes que no quiero, ni creo que deba opinar sobre este veredicto, pero sí te pido que no cambies el pincel por el ratón. Que está bien dependiendo los casos, pero lo que da la mano no lo da ningún programa informático.
Un saludo
PD: ¿entonces sería Tercio de ratones o Tercio de Copy Paste)
Querido Enrique,
poco tenía que "pegar" en este asunto, máxime que no he participado este año.
Sucede que que vamos siendo familia en esto de la pintura taurina y te enteras de quién ha participado en esta edición. Y entonces, respetando la decisión del jurado por supuesto, me cuesta mucho creer que se aúne tanto despropósito en los pintores como para que de ellos no salga algo bueno.
Por lo demás, ya sabes que sólo soy un "enreda" que hace de todo un poco. Gracias por el atinado consejo... ni por asomo pienso cambiar el nombre a la bitácora.
Un abrazo,
Luis
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