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domingo, 21 de julio de 2013

Libro: “El libro de Cañero”.



Hace unos días me hice con un ejemplar aun sin guillotinar de “El libro de Cañero”, texto escrito por Rogelio García Pérez (“El terrible Pérez”) supuestamente en 1926. Y digo supuestamente pues no aparece año de edición y porque esta rápida biografía del rejoneador cordobés extiende sus datos hasta esa fecha. Libro que llamó poderosamente mi atención por las ilustraciones del notable dibujante taurino Ricardo Marín (1874 – 1942) y una página desplegable con un apunte del gran Roberto Domingo (1883 – 1956). El autor se confiesa amigo de Antonio Cañero Baena (1885 – 1952) al que acompañó en triunfos, cogidas y una enfermedad que casi le causó la muerte. De hecho, el libro podría bien llamarse “lo que de Antonio Cañero sé por mi”.

El caballero rejoneador nació en Córdoba en el seno de una familia de jinetes. Heredero de las grandes cualidades ecuestres de su padre, pronto empezó a saltar en concursos distinguiéndose en los hipódromos de España, Francia y Portugal. Militar de profesión, comenzó su andadura taurina toreando entre 1913 y 1917 un gran número de corridas benéficas. En ese tiempo sufrió tres graves percances (Córdoba, Palma del Río y San Roque). En 1918 volvió al ejército ascendiendo a capitán y fue quien en 1921 organizó y toreó una corrida patriótica de gran éxito en Madrid.


Su primera salida a ruedos franceses fue en Dax, donde entusiasmó al público galo hasta el punto de torear en varias plazas del sur de Francia. En 1923 lidió 23 corridas alcanzando al año siguiente cerca de 60 festejos. Pero  triunfal fue la temporada del año 25 al ser la base de los mejores carteles, llenando las plazas de primera y terminando por torear, incluso, en París. En 1926 perdió más de la mitad de la temporada de resultas de una grave cogida en Bilbao, quedándose ahí esta biografía a la espera de la temporada del año 27. 

Dcha.: Apuntes de Ricardo Marín


Cuenta el libro con secciones firmadas por los críticos del momento, impresiones de sus actuaciones en Francia y Portugal y un extenso capítulo con opiniones de nombres de la época como Machaquito, Benlliure, Belmonte, Bombita, Manuel Machado, Vicente Pastor y Sánchez Mejías y plumas de peso taurómaco como K-Hito, Caballero Audaz, Uno al Sesgo y Don Ventura.





Preguntada sobre...

“¿Qué opina de Cañero?

Que en su arte sin igual

- que es una cosa divina –

Cañero no halla rival.

Lo afirma...


                                             Imperio Argentina


Desplegable  en la página 96 de Roberto Domingo


jueves, 11 de abril de 2013

Curro, un lápiz y el galgo.


Antonio Burgos relata en la biografía de Curro Romero (“La esencia” - Planeta ed. 2000) esta curiosa anécdota que el mismo torero nos cuenta:


 "Conocí también bastante a Augusto García Viñolas, que era poeta y que era el director del No-Do, con la de No-Dos que había visto yo en el cine de Camas, cuando iba a ver “Currito de la Cruz” o las películas de indios y combois y ponían por delante el No-Do.

Fui a casa de García Viñolas a tomar café varias veces y una de ellas estaba allí Daniel Vázquez Díaz, el pintor de Huelva, y muchos otros artistas. Y me hicieron hacer un dibujo de un toro. Varios toreros amigos suyos le habían hecho un dibujo de un toro, y García Viñolas quería que yo le hiciera otro. Y me llevé como media hora para dibujar el toro, venga morderme la lengua, así garrapateando con el lápiz.

Y me dicen con Vázquez Díaz el pintor allí delante, yo azorado perdido:

- Vete para allá y lo pintas tranquilamente...

Y pinté, en vez de un toro, un galgo. Yo no sé lo que pensaría Daniel Vázquez Díaz al ver que yo los toros los pintaba como galgos. Creería que estaba majarón perdido"


 Curro visto por el gran pintor sevillano Pedro Escacena.



martes, 26 de febrero de 2013

Libro: "Tauromaquia" de Lake Price.


En 1.992 se publicó una edición limitada a 2.000 ejemplares de “Tauromaquia o corridas de toros en España” de Lake Price. Se trata de una obra con 26 láminas a color (de 22 x 31) encuadernadas en símil piel de extraordinaria presentación. El texto que fue publicado por Guillermo Blázquez en colaboración con la Comunidad de Madrid, no es más que una cuidada edición de aquella que se publicó por primera vez en 1.852. Aquella primera obra vio la luz en Londrés bajo el título de “Tauromachia, the Bull-Fights of Spain” y que fue comentada por Richard Ford. Publicación esta poco conocida en nuestro país, en ella la imagen se apoya en textos que siendo críticos con la Fiesta, demuestran el interés que se sentía por ella a mediados del siglo XIX. Una época en la que sin duda los festejos taurinos constituían todo un acontecimiento del que participaban todas las clases sociales. La plaza de Madrid era aquel coso espejo del resto en el que se daban los festejos más importantes de la época para cerca de 18.000 espectadores. 

 
Grabados y textos van de la mano describiendo cuadros costumbristas que giran en torno al combate entre el hombre y el toro. Admirable el trabajo de Price como destacado litógrafo y prolífico ilustrador que nos permite deleitarnos en la minuciosidad de indumentarias, movimientos y actitudes. En contra quizás, el defectuoso dibujo de muchas posturas de los astados dado que el artista operó con apuntes del natural. El dramatismo se minimiza al eludir en las escenas la visión de sangre, reduciéndose el trance a la contorsión de las figuras. Hay desproporción en los personajes en segundo plano y la plaza madrileña se presenta en ocasiones desmesurada de tamaño con tres líneas de gradas.

Aun así es una obra imprescindible para el amante de la pintura taurina.




domingo, 12 de agosto de 2012

Libro: “Curro Díaz, torero lorquiano”.


Este libro no es una biografía al uso de la figura, siempre carismática, de un torero…” Con estas palabras Miguel Vega (Jaén, 1967) justifica el nacimiento de su obra “Curro Díaz, torero lorquiano” (Edicions Bellaterra, 2012). Una obra gestada a partir de los recuerdos y las emociones del autor ligadas a la vida torera del diestro linarense Curro Díaz (Linares, 1974). Texto reflexivo con  muchos datos, sin duda, pero con mucho sentimiento: el del aficionado fiel seducido por su tauromaquia aflamencada. Aquel que nació en la misma habitación del hospital de los Marqueses de Linares en la que murió "Manolete" y que dio sus primeros pasos fascinado por el toreo de José Fuentes. Torero al que el autor define como “lorquiano” por el embrujo, el misterio de su toreo y el sentido artístico que encierra su tauromaquia, algo que comparto. Así las casi 150 páginas encierran apuntes estéticos, personales textos en verso y reflexiones taurinas sobre un diestro capaz de evocar en el autor la poesía de García Lorca. Y mediando entre la prosa y la entregada oda “El tiempo detenido”, hermosa galería con imágenes de prestigiosas firmas de la fotografía taurina (Pelegrín, Botán, Arjona y Javier Arroyo).

Mi adicción a esta otra versión de “currismo” toma forma en “Ramilletes de Romero”, uno de los acertados cantares de Vega...

Fue norma perfumar a los toreros de arte
arrojándoles ramos de romero
durante sus vueltas en triunfo.

Hoy,buenos aficionados
han recobrado aquel habito:
corresponder aroma con aroma.

Este domingo volvieron a volar
los ramilletes verdes al albero;
ya se habrán secado las ramitas de romero,
pero la faena de Curro en Baeza
perdura todavía
como esencia densa y fragante.


 Curro Díaz visto por Luis López 
(técnica mixta sobre papel 30 x 45)


miércoles, 8 de agosto de 2012

Libro: "La España de Manet".


"Torero saludando" (1866-1867). Óleo sobre tela (171 x 113) de E. Manet

A finales de agosto de 1865 el pintor Édouard Manet (1832 – 1883) inició un breve viaje por España. Este es el hilo conductor de “La España de Manet” (Edinexus, 2003), selección de textos epistolares de Carlos Melchor que recoge las cartas cruzadas entre Manet y sus amigos con opiniones de nuestro país y la pintura de entonces.

Y es que Manet durante su periplo asistió a los toros en la vieja plaza situada junto a la Puerta de Alcalá de Madrid. Además de tomar contacto directo con la obra de su admirado Velázquez, el pintor conoció las escenas y grabados taurinos de Goya. Tales referencias tendrían influencia en su obra posterior.

El libro de formato pequeño y sencilla lectura, contiene algo más de ciento cincuenta ilustraciones y un interesantísimo análisis del profesor Romero de Solís sobre la relación de Manet y los toros. Parte de la prohibición durante la Revolución Francesa de los festejos "a la usanza española” al sur del territorio galo. Tal negativa supuso en muchos casos enfrentamientos y manifestaciones que llevaron a su progresiva autorización. Tradición que incluso se extendió aun más por la influencia de la emperatriz y gran aficionada Eugenia de Montijo. De ahí que el interés de Manet por lo taurino lo demostrase antes incluso de su viaje a España en lienzos y dibujos.

Ilustra la portada un detalle de su obra “Torero muerto”, impresionante óleo expuesto al público en la Galería Martinet de París en 1865. Lo hizo frente a otro lienzo, “Cristo muerto”. Casualidad o no pareciera que Manet quiso fundir la serenidad con que el matador asume la muerte remitiendo de este modo a la del Mesías. Y así Édouard Manet destacaría al matador como héroe popular presente en la vida cotidiana: el torero es ese personaje real y maravilloso que vive y muere entre nosotros.

"Corrida de toros" (1866). Óleo sobre tela (48 x 60)

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Pintores taurinos: Sanchis Cortés.

Dos libros ponen al alcance del buen aficionado la vida y obra del que a mi juicio es el mejor acuarelista taurino: Alfredo Sanchis Cortés (Valencia, 1933).

El primero,  “Sanchis Cortés. Dibujos taurinos de prensa” (Ed. Diputación de Valencia, 2009) de Ricard Triviño es una estupenda y cuidada monografía dedicada al artista como dibujante de prensa durante los dorados años de la tauromaquia valenciana. El libro de formato pequeño, reúne los dibujos que publicó en el vespertino  “Jornada” entre 1953 y 1956. Cuenta cómo con 20 años este autodidacta del dibujo sustituyó al maestro Tonico Ferrer para dibujar “monos”, que era como se conocían en el argot a las viñetas periodísticas de los festejos taurinos. Una etapa de gran valor formativo pues su trabajo no se limitó a dibujar las viñetas sino que también escribió  los pies de las mismas e incluso alguna que otra crónica. Una labor que terminó de forma brusca por la intransigencia de su director, algo que le llevó a aparcar la pintura taurina durante 20 años, pero eso lo dejo para que lo leáis…


El segundo libro Sanchis Cortés. Lirismo y bravura” (Agualarga editores, 2003) de Lorenzo Berenguer  es una magnifica biografía ilustrada de robusta encuadernación en cartoné editada con el mimo que merece el pintor valenciano. A lo largo de siete capítulos el libro recorre la infancia del pintor, sus comienzos prometedores a los trece años, su vida artística y cómo no, su “Tauromaquia Negra”.
“Este libro es lo mejor que he hecho en toda mi vida”, llegó a decir. Un libro diseñado solamente con acuarela negra, desasido de color, en el que para nada se diluye ni la magnificencia del toro ni el esplendor de nuestra Fiesta. Como detalle recordar que cuando esta obra llegó a manos de Rafael Alberti, este no dudó en juzgarle como el "gran maestro de la pintura taurina". Las páginas finales primorosamente ilustradas, muestran el Sanchis Cortés del cómic, la ilustración y de los cuadros de género y marinas.

Maestro, me contaba hace poco un galerista amigo que, pese a su edad y delicado estado de salud, sigue poniéndose delante del caballete. Bien colocado, cruzado y con el engaño por delante… robándole pases a la vida cuando esta ha trocado en un bronco y áspero marrajo. Por los buenos ratos que me ha hecho pasar,

gracias.



Arriba dcha., portada del libro“Sanchis Cortés. Dibujos taurinos de prensa” 

Centro izda., "Entre palomas"  (acuarela)


Sobre estas líneas, "Poderío" (acuarela). Obras de Alfredo Sanchis Cortés

domingo, 26 de junio de 2011

Libro: "La tauromaquia de Antonio Casero".


Hace ahora 29 años que el Ayuntamiento de Madrid editó “La tauromaquia de Antonio Casero”, libro dedicado con acierto para el aficionado al lápiz y la pluma del inigualable pintor taurino madrileño.

Ilustrador de festejos taurinos para diarios y semanarios taurinos, murió “con las botas puestas” pues hasta el día de su muerte en mayo de 1973 entregó sus dibujos para complementar la crónica de Vicente Zabala en el diario ABC.
El libro aun disponible para el público, recoge algunos de los dibujos en negro y color que el Ayuntamiento atesora como resultado de las colaboraciones con el mismo en programas de la Feria de San Isidro. Inéditos algunos de ellos en su momento, sus expresivos apuntes convirtieron en permanente el encuentro toro – torero. Esbozos rápidos y fugaces pero al mismo tiempo permanentes y entrañables. Sólo un artista de su sensibilidad fue capaz de sintetizar lo efímero en el ruedo en algo indeleble y duradero sobre el papel.







Libro: “La tauromaquia de Antonio Casero” (1982). Editado por la Imprenta Municipal con textos de Felipe Díaz Murillo y Licinio Serrano Valladares (ISBN: 84-500-7730-3)



* * *


Éxito en la jornada inaugural de La Torre.



Con la presencia entre el numeroso público asistente del gran pintor taurino José López Canito y del que fue picador de Dominguín y Ruiz Miguel entre otros "Rubio de Quismondo", se inauguró la muestra "Mano a mano, dos pintores de Madrid" que Luis Pineda y un servidor tuvimos el gusto de presentar en La Torre de Esteban Hambrán (Toledo).

Tarde cálida en el reconocimiento del público y de los organizadores del Club Taurino "Domingo Ortega" que elogiaron el enorme acierto tanto en las obras escogidas como en la presentación de las mismas. La muestra estará hasta el próximo día 9 los fines de semana en horario de mañana y tarde. ¡ Os esperamos !



jueves, 13 de enero de 2011

Libro: "Mañana toreo en Linares".

Desde hace unos años, Edicions Bellaterra ha apostado por incluir la literatura taurina en su fondo editorial. Ubicada en Cataluña, tierra políticamente hostil a la Fiesta, ha publicado desde textos de Gregorio Corrochano a geniales ensayos como “Filosofía de las corridas de toros” de Francis Wolff, libro en el que el catedrático francés muestra toda la sapiencia contenida en una tarde de toros. Y hace sólo unos meses el también catedrático François Zumbiehl presentó “Mañana toreo en Linares”, relato de algo más de cien páginas en el que el escritor se mete en la piel de aquel que estaba a punto de calzar aquella taleguilla rosa palo y oro para pasar, con su sacrificio, a la historia de la tauromaquia: Manuel Rodríguez “Manolete”.

Como cada tarde de corrida, “Zumbiehl - Manolete” despierta en el momento en que Guillermo, su mozo de espadas, perturba su duermevela con un escueto “es la hora…”. Es entonces, como ya hiciera Chaves Nogales en su extraordinaria biografía de Belmonte, cuando el califa cordobés reflexiona sobre su vida. Recuerdos entremezclados con la alegría de volver a Linares en la que será su última tarde. El libro aporta y aglutina en primera persona datos que los amantes del impávido torero hemos devorado, pues hay que admitir que la figura de Manolete siempre ha gozado de buena salud literaria. Pero el relato va más allá. Es, en palabras del autor, “un intento por resucitar su voz… de adentrarnos en el misterio de su fragilidad señorial y de remontarnos hasta la fuente de su exigencia mortal”.

Bonito detalle…


El gran pintor Diego Ramos me manda este fresco y ágil “garabato” que esboza una “manoletina”, muy apropiado para esta entrada. ¿Será la génesis de un gran trabajo…?. Sólo tú lo sabes. Quizás acabas de entreabrir la puerta de tu alma para que las musas se asomen. De momento un estupendo apunte para aquellos que disfrutamos con tu obra.

domingo, 8 de agosto de 2010

Libro: "Ecos del Toricuarto".

A finales de junio llegó a las librerías el libro del doctor y gran aficionado Fernando Claramunt, “Ecos del Toricuarto”. Fue el genial pintor Pedro Escacena el que me puso al corriente de la impronta documental del mismo en lo que a pintura taurina se refiere, lo que hace de él un texto de amena e ineludible lectura. En él se recogen las reflexiones de profesionales y aficionados sobre la Fiesta expuestas en ricas tertulias en las que se acentúa la importancia que también tienen los pintores taurinos, haciendo del toreo un arte inmortal. Destacan nombres de ayer (Domingo, Ruano…) y de hoy, como el citado Escacena, Marcial Ortiz y Vicente Arnás entre otros.

Domingo Ortega y Corrochano vistos por Ruano Llopis.

Para los tertulianos, Roberto Domingo era ese impresionista cuyos carteles despertaban el deseo de ver una corrida de toros, al lograr la máxima expresividad posible con sus trazos y pinceladas. Ruano Llopis fue ese colosal cartelista del que llegó afirmar Gallito que “el que pinta esto, sabe torear aunque no haya toreado”. Junto a ellos Juan Reus, "el tercer hombre" tal y como se auto-designaba, pintó carteles de los más grandes con el color y las luces de su tierra valenciana. De Antonio Casero, ilustrador de las crónicas taurinas del diario ABC, destacan el dinamismo de sus rápidos apuntes a pluma, los cuales tienen seguidores y también, porque no decirlo, imitadores. Martínez de León, en cambio, fue capaz de sacudirse la tiranía del trabajo como cartelista para centrarse en la pintura taurina en si, sin los típicos elementos barrocos que la acompañan. Estos dos últimos fueron autores de sendas barajas e, incluso, pequeñas ilustraciones en cajas de cerillas de las que yo mismo fui coleccionista. Igualmente en el recuerdo queda Santos Saavedra, inimitable artista de inspiración y autor de 450 portadas a color de la revista “El Ruedo”. Sus toros tenían bravura, nobleza y, a decir de los que le conocieron, la bondad del autor, lo que ratifica mi idea de que se pinta como se es.



Arriba derecha, última temporada de Juan Belmonte (apuntes) por Saavedra.

Naipes de Antonio Casero.

Naipes de Martínez de León.


Los derroteros del Toricuarto llegan a nuestros días con las figuras de Marcial Ortiz y Vicente Arnás. El primero sobresale por la manera de representar estampas tradicionales de la lidia en cuadros de pequeño y mediano formato. Arnás, en cambio, es ese artista de inagotable fantasía, creatividad e ironía que lo hacen impredecible para los taurinos clásicos. Este círculo de amantes de la Fiesta cuenta con un notario pictórico de excepción, Pedro Escacena. El pintor sevillano, con el que repasamos su trayectoria en Tercio de Pinceles en diciembre, muestra el regusto de manejar los trastos cuando sostiene la paleta y los pinceles. Hoy, sigue tomando la medida perfecta a los grandes en el ruedo, aunque en verdad es reconocido por ser el cronista de los andares toreros de su íntimo amigo Curro Romero. Y siempre, bajo la atenta mirada de su musa, su mujer Aurora.
















Arriba, paleta de Marcial Ortiz dedicada al autor, Fernando Claramut.
Sobre estas líneas, alegoría de Antonio Ordóñez de Pedro Escacena.


Sin duda, el libro es todo un repaso a los clásicos repleto de dibujos, dedicatorias, anécdotas y mucho sentimiento.

(Todas las fotos del libro "Ecos del Toricuarto" publicadas con permiso del autor)

* * *

Libro: "Ecos del Toricuarto" de Fernando Claramunt López. Egartorre Libros - 2.010

lunes, 29 de marzo de 2010

Libro: "La Tauromaquia".

Casi imposible de conseguir, salvo en alguna feria del libro antiguo, llega a mis manos un pequeño libro editado en Bilbao en 1945. “La Tauromaquia” resulta ser una deliciosa paráfrasis de un poema didáctico del escritor francés François Piétri. En algo menos de 40 páginas, el texto describe la lidia desde el paseillo hasta el arrastre final del toro, llamando la atención del lector en todos los tercios. Las estrofas destilan humor, ironía y pedagogía taurina a partes iguales y van dirigidas tanto al aficionado como al profano…

“Si el que ocupa un asiento en el tendido
desconoce las reglas del Gran Arte,
[…]
nunca puede comprender
ni apreciar lo que en el ruedo
ante el asombro general sucede”

Los versos definen pases y lances con majeza torera…

“… el de pecho es audaz, pero obligado;
lo impone el mismo toro cuando vuelve
rápido al natural.
El ayudado también lo exige el pegajoso astado,
que en un palmo de tierra se revuelve.
Mas si el diestro con él abre la suerte,
juntos los pies y la cabeza erguida,
se denomina pase de la muerte,
porque se arriesga al darlo una cogida”



Y termina…

“Me dictó este poema musa austera.
Sólo refleja una pequeña parte,
la más elemental,
del egregio Arte del Toreo.
Lector,
inútil fuera quererte hacer oráculo infalible
de una ciencia en que siempre hay discrepancia…”



Acompañan a este cantar, veinte apuntes del genial Roberto Domingo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Libro: "La amargura del triunfo".

Recientemente se ha publicado “La amargura del triunfo” (Ed. Berenice, nº 28), novela inédita hasta hoy de Ignacio Sánchez Mejías. El encargado de dar forma al texto original del matador sevillano no podía ser otro que Andrés Amorós, ensayista y devoto declarado de la figura del torero sevillano.

Amorós prepara la lectura de las poco más de 70 páginas con una introducción sin desperdicio, en la que se halla la cronología y vida del torero, la redacción y la posterior presentación de la novela en el Ateneo de Valladolid en el año 1.925, tras una triunfal tarde de toros.

El hallazgo y posterior trascripción del manuscrito revela que fue escrito en los pocos ratos libres que tenía Sánchez Mejías. Se trata de una novela de ambiente taurino que “no busca la emoción de la profesión, pues sobre el papel el entusiasmo del ruedo queda lejos y silencioso...” (Federico Santander). Es el relato de un torero venido a más que se enfrenta a la crítica taurina del momento y a su pensamiento, ocupado por una mujer. A su lado siempre se encuentra su mozo de espadas que es, a la vez, Sancho de un Quijote arrollador. Pero también será la voz tenaz de la conciencia colectiva taurina, tan pendiente de que el torero, su "mataó" como dice con típico acento andaluz, esté centrado, sin coqueteos sentimentales.

Sánchez Mejías según Luis López (tinta sobre papel).

Narración interesante en la que, de manera casi autobiográfica, Sánchez Mejías evidencia que pocas cosas han cambiado en la Fiesta en algo menos de 100 años.

* Calendario de presentaciones del libro: Madrid, 28 de octubre a las 19:30 en la Fundación Wellington, c/ Velázquez, 8. Sevilla, 20 de noviembre a las 19:30 en el salón de Carteles de la Real Maestranza.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Libro: "Ignacio Sánchez Mejías".


El 11 de agosto de 1934 caía mortalmente herido Ignacio Sánchez Mejías en la
plaza de toros de Manzanares (Ciudad Real). Alternaba con Armillita y Alfredo Corrochano. Este último, gran amigo de él, acudió al quite en ese fatal momento. "¡Por ahí no, Alfredito, que no me suelta!" llegó a indicarle con el muslo derecho prendido en el pitón de Granadino en unos interminables segundos. Después el enorme charco de sangre en la arena, como si hubiera corneado a un caballo. Moriría dos días después en Madrid.

Cuando conocí a Andrés Amorós (Valencia, 1941), el autor de esta interesante y muy recomendable biografía del torero sevillano, en la pasada Feria del Libro de Madrid le comenté que relatos como este elevan a los toreros a la categoría de héroes en unos tiempos en los que, como muy bien dice, si hubiera sido norteamericano hubiese sido el protagonista de más de una serie o película. Porque Ignacio no fue solo un torero que empezó como banderillero y alternó dignamente con los maestros de la edad de oro, Joselito y Belmonte. Fue presidente del Real Betis y publicó artículos en el periódico La Unión siendo cronista de sus propias faenas. Se adentró en el teatro, concretamente estrenó un drama con influencias de Freud, y apoyó a los escritores de la Generación del 27 con su amistad y también, porque no decirlo, económicamente. Conocida es la foto e
n la que está rodeado de poetas como Salinas, Guillén, Bergamín y Aleixandre. Y más recordada por los taurinos es la instantánea del fotógrafo Baldomero en Talavera en mayo de 1920: Ignacio junto al cadáver de su cuñado Joselito cogido horas antes por Bailaor. El dramatismo de la escena me llevó a interpretarla como veis en este agua tinta cuyo título lo he basado en el poema de García Lorca: "Sánchez Mejías, el llanto de si mismo".


Arriba: Portada del libro editado por Alianza Editorial.
Abajo: Agua tinta sobre papel del autor.

viernes, 25 de abril de 2008

Libro: "Juan Belmonte, matador de toros".


La obra de Manuel Chaves Nogales (1857 - 1944) "Juan Belmonte, matador de toros" escrita de forma autobiográfica en 1935 es una referencia para todo buen aficionado. Debo de reconocer que ha sido un precioso descubrimiento en el que el autor en la persona del torero sevillano narra su vida desde que era un niño de la calle. A diferencia de su rival en los ruedos Joselito (1895 - 1920), endiosado desde niño por el mundillo taurino, Belmonte tiene esa infancia en la que forma parte de una pandilla con la que capeaban reses furtivamente a la luz de la luna. Él mismo reconoce que esas circunstancias marcaron su personalísima forma de entender el toreo: como solo tenía una chaqueta para torear, había que llevar muy ceñido al toro para que no se despegase en la oscuridad y perderlo, pues luego era peligroso recogerlo. Y de esa forma surge una nueva manera de torear que si en principio apasiona más tarde se convierte en una sencilla rutina que el público menosprecia.De hecho, es conocido el enfrenamiento de los espectadores con los espadas en Madrid un día antes de la muerte de Gallito en Talavera, punto de inflexión en la evolución de la tauromaquia moderna. Entonces el pasmo de Triana como llamaban a Belmonte se queda solo, sin rival, sin complemento, con todo el peso de las corridas, así hasta su retirada.

De amena y sencilla lectura, el libro tiene un pasaje que en boca del torero de Triana no deja de ser premonitorio 27 años antes de su muerte en Sevilla. Mejor, lo leéis.

Juan Belmonte junto a la barrera según Luis López
(tinta sobre papel).