Pedro, ¿qué materiales son los que usas habitualmente en tus obras?
Principalmente óleo pues creo que se saca más partido a aquello que se domina. He pintado con témpera y hasta he dibujado etiquetas en tinta. Trabajo siempre sobre lienzo, aunque también lo he hecho sobre papel, cartón, tablilla…
Y dime, ¿cuál es tu fuente de inspiración?
Bueno, verás, además de la pintura taurina también he cultivado el retrato. Tiene que gustarte pues técnicamente exige mucho. De hecho he retratado al Rey, a su madre, a la Duquesa de Alba, Rocío Jurado y, por supuesto, a todas las grandes figuras del toreo.
Si, pero en verdad tu mujer, Aurora, está presente en la mayor parte de tu obra…

Así es. Fíjate que cuando éramos novios, muy jóvenes, en una ocasión recuerdo que le dije “tienes cara de gitana de cartel de toros”. Premonitorio, ¿no?.
Es cierto que los años no pasan en vano, pero ha sido, y para mi es, una mujer bellísima, figura fiel de la eterna mujer andaluza. En cuadros, etiquetas, carteles de toros, latas de aceite… siempre está presente. Como dicen muchos, es mi musa. La musa con la que, muy enamorado, celebraré en 2010 nuestras bodas de oro.
Ciertamente, con el tiempo Aurora se ha hecho un hueco no solo en su vida sino en la obra de Escacena. Lejos del costumbrismo atormentado, oscuro y doliente de la mujer del genial Romero de Torres, Escacena propone un nuevo modelo de suaves rasgos y sutil sonrisa.
¿Hay alguna obra con la que te sientas más identificado?
Son tantas después de tantos años... El cartel de San Isidro ’85;
¿Eres consciente de la importancia de tu obra y de su influencia en otros artistas?
En cierto modo si, pues he visto copiar muchas obras mías. Más allá del mero aprendizaje, como artista, es algo que no aconsejo.
Y en ese caso, ¿qué consejo darías a aquellos que se dedican a la pintura taurina?.
Evidentemente, ser fiel a uno mismo. Solo en esa búsqueda propia se gana personalidad. Y al fin y al cabo, eso será lo que perdure de tu obra en el tiempo.
Hubo quien se lamentó de Pedro Escacena diciendo que “si toreaba como pinta, ¡qué lástima de torero que hemos perdido!”. Personalmente me quedo con las palabras de Fernando Esperilla dedicadas a él en 2003:

con sus pinceles,
paró el tiempo,
y todo arte del toreo
quedó plasmado en sus lienzos...”
Gracias amigo y maestro.
* Arriba, Aurora en una de las obras de Escacena.
* Centro, naipe dedicado a Manolete
o el paradigma de jugarse la vida hasta perderla, de Escacena.
*Abajo, su nieta pintada por él.
La gracia sigue en casa