No podía ser de otra forma. Ahora que "todos vamos en el mismo barco" tenía
que abrir la temporada venteña
Marinero.
Marinero fue un bien presentado castaño que se entregó en el caballo tanto que llegamos a creer que se dormía en el peto y asustó a los que con él navegábamos
."¡Ola viene!... ¡ola va!..." y
Marinero a lo suyo, al volante del caballo. De esta forma,
Arturo Saldivar poco pudo hacer con la muleta y las escasas fuerzas del novillo. Y me gusta mucho el mexicano por su voluntad y la estética de su toreo. Y
Marinero lo decía: los que quedan en las galeras del rey son peores y esto no va a llegar a buen puerto. Y así fue... o casi, porque mientras a
Abel Valls los utreros no le dejaban pasar de grumete,
José Manuel Mas venía con ganas de llegar a capitán por lo menos de goleta sino de fragata. Y vaya si lo logró, justo a tiempo, cuando la mayoría nos aferrábamos a la barrera como solución última al mareo de tan inestable barco. En el sexto Mas fue sacando tandas de muletazos que culminaron con una serie con la derecha sentida y profunda, lo mejor de la tarde. Además como lo pasaportó de certero y rápido
arponazo para él fue la única y merecidísima oreja de la tarde, la que inicia la cuenta de la temporada venteña 2009.
José Manuel Mas torea al natural
al sexto el domingo pasado.
(tinta sobre papel de Luis López)
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