Entre los matadores que han salido reforzados de San Isidro está el sevillano Daniel Luque (Gerena - Sevilla, 1989). Recientemente ha indultado un toro de Núñez del Cuvillo en Granada con un toreo de muleta repleto de cambios de mano por detrás sin moverse, asentando los pies en un baldosín, como respuesta a las inagotables embestidas de Miraflores, el castaño que le tocó en suerte. Tarde delirante en la que compitió con José Tomás en reñida disputa.
Y es que el que pueda verlo este verano de ferias y corridas no debe perdérselo. Coincido con Manuel Molés cuando dice de él que le falta un poquito de educación taurina, intuyo por esas pataditas y cabezazos que da a los toros en un guiño claramente tremendista, pero con el tiempo lo corregirá. Todo fruto de la juventud y las ganas arrolladoras por ser figura del toreo, el "Niño Sabio" de Gerena para Álvaro Acevedo. Y es que, a todo esto, ya hay quien en cierto modo le imita, mayormente aquellos que persisten en agotar cartuchos y la paciencia de los aficionados. Luque no solo es inquebrantable con la muleta. Su capote encierra esencias de templada sevillanía y sus estocadas son, en ocasiones, ofensivos puñetazos en todo lo alto.
Una exuberante muestra cada tarde de brío, ambición, ilusión y afición, algo muy necesario en la Fiesta actual.
¡Suerte torero!.
Daniel Luque según Luis López (acrílico sobre papel).
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